La iglesia de Mosta sobrevivió a un bombardeo durante la II Guerra Mundial y no sólo por esto vale la pena la visita sino porque, además, es sumamente hermosa y su cúpula imponente.
Lamentablemente, Mosta queda en el medio de ninguna parte, así que cuando visité Mdina por primera vez, bajé de camino a casa y visité la iglesia. El resto de la ciudad no tiene mayor atractivo pero la iglesia no te decepcionará.
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